La charla tomó un giro inesperado después de solucionar los problemas que aquejan a la selección Argentina. Para él, la culpa de esta debacle es la cabeza más grande, la que decide los destinos del fútbol como si fuera un rey.
- No puede ser que elija a un irresponsable como director técnico, se le escuchaba repetir. Fue entonces cuando la senda trazada por el café, nos depositó en el análisis de lo que son las tentaciones y hasta qué punto pueden obligarnos a optar por uno o varios caminos.
-Lo importante es qué es lo que se busca, reflexionó como invitando a divagar.
- No puede ser que elija a un irresponsable como director técnico, se le escuchaba repetir. Fue entonces cuando la senda trazada por el café, nos depositó en el análisis de lo que son las tentaciones y hasta qué punto pueden obligarnos a optar por uno o varios caminos.
-Lo importante es qué es lo que se busca, reflexionó como invitando a divagar.
Fue inevitable recordar la charla que le tocó mantener con un taxista de la Capital, que mucho antes de manejar el Renault 12, supo conducir una ambulancia del servicio de emergencia. El conductor le reveló que casi todos los días le tocaba retirar el cuerpo de algún suicida, se trataba de una de las tareas más comunes durante sus jornadas.
-Los domingos se notaba más. Mucha gente de más de 40 años que elegía arrojarse a las vías del tren, nunca entendí muy bien el motivo, habiendo tantas formas, comentaba el chofer buscando los ojos del pasajero a través de los retrovisores mientras seguía narrando su experiencia.
-Lo más impactante y a lo que nunca me pude acostumbrar, eran los chicos. No podía evitar ver sus rostros de descanso sin imaginar a alguno de mis sobrinos, afirmaba aferrado al volante y siguiendo el ritmo de una canción transmitida por una AM, segundos antes de la confesión.
-En algún momento me picó el bichito, no sé, sentí como si fuera una salida elegante a los problemas. Pensé que se trataba de tomar coraje, cerrar los ojos y saltar a la nada. ¿Me va decir que no es tentador?
-Los domingos se notaba más. Mucha gente de más de 40 años que elegía arrojarse a las vías del tren, nunca entendí muy bien el motivo, habiendo tantas formas, comentaba el chofer buscando los ojos del pasajero a través de los retrovisores mientras seguía narrando su experiencia.
-Lo más impactante y a lo que nunca me pude acostumbrar, eran los chicos. No podía evitar ver sus rostros de descanso sin imaginar a alguno de mis sobrinos, afirmaba aferrado al volante y siguiendo el ritmo de una canción transmitida por una AM, segundos antes de la confesión.
-En algún momento me picó el bichito, no sé, sentí como si fuera una salida elegante a los problemas. Pensé que se trataba de tomar coraje, cerrar los ojos y saltar a la nada. ¿Me va decir que no es tentador?
El mozo interrumpió la historia para completar una nueva ronda, haciendo equilibrio con la bandeja. Tiempo que fue suficiente para reflexionar sobre la reiteración de hábitos muchas veces justifican lo mundano, irracional y sugestivo hasta para los que ocultan sus emociones.
– Después la gente se queja de la lentitud del Gran Capitán, dijo el mozo mientras se retiraba.
– Después la gente se queja de la lentitud del Gran Capitán, dijo el mozo mientras se retiraba.
Publicado en el diario PRIMERA EDICION
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