viernes, 20 de febrero de 2009

Vacíos

(A Ella, quién otra)
Te regalé una carta desnuda
Me respondiste no escribo, hablo.
Una nimiedad resultó en versos...
Digo con la tinta.


Planeo la citadina presión de tus ojos
arrebato los tiernos relieves de tus caricias
mientras me ahogo en las prudencias de tus vacíos
como un ave embriagada
sin abrigo

La llave de tu postillo intacta presume la arrogancia
mis pasos no invadieron su porte

Una herida sangra la tentación de tus labios
expresa con ahínco
“Mi fragilidad se debilita en el lecho de tu silencio”.

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